jueves, agosto 31, 2006

Prologo

Prólogo

Debo confesar que esta historia de la vaca la escuché por primera vez en un vuelo de Nueva York a Buenos Aires, de una encantadora dama que por fortuna le correspondió el asiento del lado. Para quien nunca ha realizado este vuelo, quiero decirle que dura aproximadamente nueve horas y sale cerca de las nueve de la noche; así que a eso de la media noche hasta ahora estás terminando de cenar.

En estos vuelos tan largos, generalmente terminas hablando con la persona que tienes a tu lado, para tratar de acortar el tiempo de alguna manera. Así que después de hablar sobre nuestras profesiones, la familia y lo mucho que debíamos viajar, y después del acostumbrado intercambio de tarjetas de negocios, comenzamos a hablar del trabajo que nos llevaba a Argentina.

Por alguna razón, cuando escuchan que eres escritor, algunas personas se inspiran para compartir anécdotas, hablarte de sus libros favoritos, o dejarte saber la historia o el libro que más los conmovió, lo cual para mi siempre ha sido un fabuloso caudal de nuevas ideas.

Así que allí, en medio del confort de un moderno Boeing 777, mientras sobrevolábamos algún lugar de la parte norte de nuestro continente, a eso de la una de la mañana, escuché por primera vez la historia de la vaca. Debo agregar que desde aquella vez, y especialmente desde que comencé a compartirla en mis charlas, he escuchado diferentes versiones de esta historia.

Lo interesante es que cuando ella me la contó, la historia no duró mas de dos o tres minutos. Sin embargo, después de haberla relatado un par de docenas de veces me he dado cuenta que cada vez se pone mejor. Es como una serie televisiva, que en cada capítulo, aparecen nuevos personajes, la historia se alarga unos minutos más, surgen nuevas enseñanzas y se torna mucho más compleja.

Así que después de haberla compartido miles de personas en varios países, durante una de mis presentaciones, alguien se me acercó y me pidió si podía mandarle por e-mail la historia de la vaca.

Debo admitir que en aquella ocasión, me había tomado poco más de dos horas contar la historia. Así que decidí hacer algo mejor que enviarle un e-mail. Decidí -de una vez por todas- escribir la trágica historia de la vaca. Por supuesto, que lo que estoy presentando aquí es mi versión de historia de la vaca. Debo advertir que todo parecido con hechos o personajes reales es pura coincidencia (aunque totalmente intencionado).

A título personal, yo creo que la historia de la vaca es sobre cómo deshacernos de aquellos hábitos y creencias que nos mantienen atados a la mediocridad. No obstante, deseo que sea el lector quien decida qué enseñanza quiere derivar de esta metáfora. Y aunque, es posible que a esta altura, aún le sea imposible entender el significado de la siguiente afirmación, si encuentra que no aprendió nada... ¡Esa es su vaca!